jueves, 13 de enero de 2011

César Andrade


Cesar Andrade

O el arte como existencia.

Es para mí una gran responsabilidad hablar de mi amigo Cesar Andrade. No pretendo con este texto hacer un comentario crítico de su obra, es más me he prometido no hacer este tipo de escrito, pero como se trata de mi amigo con quien he compartido por más de 40 años mis actividades artísticas, he decidido hacerlo...

Y una mañana, de un día de los años 60 llegó un joven de la población de Guarico a la Escuela de Artes Plásticas, que dirigía para esa fecha, el profesor José Requena. Lo observé como dibujaba la Venus de Milo en la blanca hoja de papel y en pocos años ya estaba pintando los paisajes con gran soltura y en una atmósfera que recordaba a los pintores Impresionistas. Los años pasaron, ahora era profesor en la Escuela de arte de Acarigua. Desde el año 1967, yo ya vivía en Paris y lo estimulaba para que se viniera a la Ciudad Luz... tenía otro amigo viviendo en París quien había compartido años en la Escuela de Arte con él, era el pintor Servideo Lopez quien andaba, en ese momento, en las búsquedas del arte participativo... y un día, llega á Paris, el amigo Cesar Andrade; cargado de sueños, de planes, con escritos de novelas, con composiciones, con su cuatro, su voz de cantante de música venezolana, con muchas ganas de luchar, de aprender y sobre todo de pintar.

El ambiente era todo cinético, Soto y Carlos Cruz Diez exponen y son reconocidos, mientras un grupo de unos 30 pintores venezolanos recién llegados tratan de incorporarse al movimiento parisino y el Mayo 68 estremece a los franceses y Europa. El arte, lo social, lo cultural, lo filosófico... todo es cuestionado y hay nuevas propuestas en todos los ámbitos del quehacer humano y las calles se llenan de humo y de fuego... el cinetismo, la geometría y un sin numero de artistas trabajando en esa tendencia, y ahí, tímidamente, pero muy seguro, comienza Cesar Andrade a buscar en la pintura, parte del punto, que va coloreando, va llenando superficies, construyendo una trama de puntos coloreados que vibran en el espacio. Posteriormente, con el tiempo, utiliza clavos donde el color esta colocado en la cabeza del mismo, llega a introducir vibraciones sutiles, atmósferas coloreadas, que se ven pero que en realidad no están, ese color virtual, el color matiza y colorea sutilmente la superficie blanca, y el desplazamiento del espectador crea una sensación de movimiento.... Son los puntigramas. Resultados de muchos años en creer y crear, de investigar, de observar, de tener fe, de estudiar, de visitar exposiciones, de confrontar los trabajos y cada día un paso más para descubrir sutilezas de colores y al transcurrir los años: los linigramas, líneas de colores, de franjas coloreadas que alteran su recorrido, que se repiten, que juegan como en un laberinto, creando espacios blancos, ritmos de juegos visuales... estas obras han sido expuestas al lado de grandes artistas de la geometría y el cinetismo en diferentes países y en los principales salones de arte parisinos.

Hoy, aquel muchacho guariqueño, al presente convertido en un maestro de la serenidad y de la paciencia, de los puntigramas, linigramas y de tantas obras, entre cantos, cuentos, poesías, colores, líneas y puntos, ha hecho del arte una manera de vivir. Hoy aquel artista de los años 60, aquel pintor de las “Aves muertas “y de “Cementerios de automóviles”, nos ha demostrado que para hacer arte hay que tener el coraje de caminar por un camino que es muy largo y con muchos obstáculos, pero que siempre nos devuelve la experiencia de lo vivido, y en la actualidad, Cesar Andrade nos brinda todas esas vivencias y conocimientos que ha descubierto en sus creaciones, en más de cinco décadas dedicados al arte... disfrutemos, pues, a este artista que tiene el sello larense y de unos 37 años viviendo en Francia confrontando su obra con artistas de diferentes latitudes, para el orgullo de todos nosotros... !Felicitaciones Cesar!

Esteban Castillo